1. La carne de conejo contiene una gran cantidad de proteínas completas (más del 20 %). Esto es más que el cordero, la ternera o el cerdo. La carne de conejo tiene menos tejido conectivo, por lo que contiene entre 2 y 3 veces menos proteínas incompletas que la ternera, lo que la hace similar a la carne de ave en este aspecto.
2. La carne de conejo contiene una gran cantidad de aminoácidos, vitaminas y microelementos. Los análisis químicos han revelado la presencia de unos 19 aminoácidos, entre ellos los aminoácidos esenciales metionina y lisina.
3. Una característica distintiva de la carne de conejo es su composición mineral, que tiene una reacción ácida debido al alto contenido de sales de fósforo y potasio. Cabe destacar sustancias beneficiosas como el ácido ascórbico y nicotínico, el manganeso, el flúor y el hierro.
4. El bajo contenido calórico del producto (140-180 kcal por 100 g) se debe a su bajo contenido en grasa, entre el 7 y el 11 %. Gracias a ello, se puede incluir con seguridad en las dietas para perder peso.
5. En comparación con otras grasas animales, la grasa de conejo es más valiosa desde el punto de vista biológico, ya que tiene la mayor proporción de ácidos grasos insaturados frente a los saturados. La grasa de conejo también tiene el mayor contenido de ácidos grasos poliinsaturados.
6. Absorción fácil y casi completa. Este indicador alcanza el 90-95 %, y el proceso de digestión en sí mismo supone una carga mínima para el sistema digestivo. Por eso, la carne de conejo se incluye a menudo en los menús dietéticos. A modo de comparación, este indicador para la carne de vacuno no supera el 64 %.